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14 noviembre, 2019

A 91 años de nuestro primer partido internacional

Hay historias que son para traspasar de generación en generación, y en nuestra rica historia, hay algunas para enmcarcar. Lo que pasó el 14 de noviembre de 1928, y lo que vino muchos años después es una de ellas.

Con figuras como el portero seleccionado nacional Carlos Hill, el olímpico de Ámsterdam Óscar Alfaro y el joven y prometedor Iván «Chincolito» Mayo, San Luis de Quillota se ubicaba a nivel nacional como uno de los equipos a vencer. Siempre en el nivel amateur, la liga Quillota muchas veces quedó chica para los canarios, por lo que constantemente se estaban enfrentando a rivales de la región o fuera de ella, como Colo Colo.

Sin embargo, aquel 14 de noviembre nos internacionalizamos al tener una ilustre visita. Se trataba del Atlético Chalaco de Perú, uno de los equipos más importantes del país vecino y que contaba entre sus filas como Jorge Pardón, Alfonso Saldarriaga y Alejandro Villanueva, emblemáticas figuras de la nación incaica.

Aquel día Quillota fue una fiesta. La ciudad se paralizó para recibir en el antiguo estadio Arredondo al Atlético Chalaco. Crónicas de la época cuentan sobre el recibimiento que se les brindó por parte de la Banda del Regimiento Zarpadores a su llegada en tres y del desfile que se realizó en el centro de la comuna.

Cerca de 3 mil espectadores presenciaron este primer partido internacional de San Luis, un amistoso que se lo adjudicó el poderoso San Luis de Quillota por cuatro goles a tres, con anotaciones de Iván Mayo en tres ocasiones y Luis Contreras para los canarios, mientras que los descuentos peruanos fueron obra de Alberto Montellanos (2) y Demetrio Neyra.

Los locales se adjudicaron la Copa Confraternidad Chilena Peruada, trofeo entregado por el presidente honorario de aquella época, Daniel Durán Villegas. Y aquella Copa traería consigo una increíble historia.

Durante muchas décadas la Copa engalanó la sede del Club, sin embargo, de ella se perdió rastro por allá en los años 70, 40 años más tarde. Cuenta la historia que en el año 2004, un cartonero buscaba material en los microbasurales que se forman en las orillas del Río Aconcagua, cuando de repente se encuentra con un roñoso objeto de metal.

El cartonero se la vende a un mecánico de Calle Concepción por sólo mil pesos, sin saber aún su valor real. Hasta que un día llega al taller el carabinero Nelson Salfate, quien se enamoró de la aún desconocida pieza y se la llevó de regalo. Al limpiarla, poco a poco comienza a descubrir las letras del trofeo y su antigua fecha: 14 – XI – 1928.

Salfate da cuenta del hecho al Alcalde de Quillota Luis Mella, quien da aviso a un grupo de sanluisinos para asistir al rescate de esta pieza histórica. Francisco Manzo, historiador del Club, el mismo que cuenta esta historia, es uno de los que rescataron el trofeo para que nuevamente ocupara el lugar del que nunca debió salir: las vitrinas del Club San Luis. Esta se entregó oficialmente un 8 de diciembre de 2005, día en el que el Club cumplió 86 años de historia.

Una fecha y un trofeo que pertenece al patrimonio de nuestro Club, un Club Centenario.